En la vida caminamos como por una especie de laberinto. Metafóricamente andamos buscando el camino sin saber si vamos por el sendero correcto. Así como por el laberinto, a veces elegimos un camino equivocado y topamos con un muro que nos impide avanzar. Por mucho que insistamos ese sendero no era el nuestro y eso nos invita a buscar otro nuevo rumbo que nos lleve hasta nuestra verdadera meta.
Por suerte, habernos equivocado nos trae un aprendizaje que nos va a beneficiar en nuestro nuevo rumbo, pues la experiencia vivida queda en el cuerpo para saber el camino a seguir sin volver a tomar el mismo desvío. Y ¿Cuántas veces se dice que ojalá volver atrás con la experiencia del hoy? ¿Acaso no estamos constantemente generando ese nuevo comienzo? ¿Acaso no estamos continuamente volviendo a empezar con las experiencias vividas?
Volver a un principio con la experiencia de una vida no garantiza no cometer los mismos errores, puede que acabemos cometiendo otros peores. Por lo pronto, sigamos aprendiendo…